Tengamos en cuenta que lo que Dios habla, sirve sólo para los que lo oyen.
Las personas que siguen la luz, tienen que tener otro comportamiento de aquellos que sirven a las tinieblas.
Esto es, hacer el bien a quién te haga mal; amar a quién no te ama; y para hacer esto es necesario nacer de nuevo, tener un nuevo corazón.
Cuando hacemos el bien a quién nos haga mal, cuando amemos a quién no nos ame, será grande nuestro galardón.
Los nacidos de Dios pueden hacer esto, pueden tener Su comportamiento.
Pensemos en la historia e José, vendido por sus hermanos, odiado, envidiado (Leer a partir de Genesis 37), pero sin embargo él, con todo lo que le hicieron no guardó rencor, ni odio. El mismo fue muy bendecido y su bendición la compartió más adelante con aquellos que tanto lo odiaron y trataron mal cuando era chico, el no los dejó desprovistos como venganza, no existe esa palabra para José. Es un gran ejemplo para aprender a perdonar. El se mantuvo limpio y puro y Dios lo recompenso grandemente.
Y dejar de tener ese comportamiento va a terminar en su liberación. Porque dejamos de hacer la voluntad del diablo, para hacer la voluntad de Dios.
Dios los bendiga
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